miércoles, 13 de marzo de 2024

Lluvia, tormenta, recuerdos

 Las casas tienen características que los departamentos no tienen. Una de ellas es sentir la lluvia. 

La lluvia se escucha de otro modo, más expresiva, las gotas que caen, el agua que cae por las canaletas. El viento, el viento que suena sordamente pero incesante.

Todo eso me retrotrae a Malvinas. A esas noches en el pozo mientras esperábamos el cañoneo de las fragata, cubiertos pero salpicados, con el viento por todos lados, la lluvia incesante y el frío que se sumaba generosamente a la circunstancia. 

Largas noches de tiempos e historias compartidas, de preguntas retóricas que se responden en la extensión de la espera. Espera del cañoneo, espera del desembarco, espera tensa que te mantiene alerta sin pausa.

Las noches de lluvia intensa, como la que vivimos anoche, no son buenas.


sábado, 5 de febrero de 2022

Carta a Juan Terranova

 

Una llamada perdida por What’s app pero con una selfie de alguien que podría ser conocido o lo parecía, al menos.


“Tengo una llamada perdida tuya pero no sé quien sos y si necesitabas algo. Gracias.”



Así empezó esta historia, que no sé si será breve o prolongada.

Chateamos, intercambiamos frases y entre todo eso, resultó que querías hablar de las cartas de Malvinas, ya que Santiago, un hermano mayor Mercante de la turba, el miedo y la resiliencia me había nombrado por algo, que yo jamás hubiese recordado.


Las cartas de Malvinas, ¿cuáles? ¿las que nunca recibí? ¿las que no sentí necesidad de escribir porque no tenía oportunidad de enviar?


Mentira, una carta escribí para mis padres que recibí en Buenos Aires, tiempo después de haber llegado desde las Islas.


Sé que hace poco la vi pero no tengo idea donde y en el caos generalizado que tengo en mis cosas, que no frecuento habitualmente, pese a buscarla, no la encuentro.


Por lo poco que recuerdo, era una de esas cartas neutras, donde quien escribe evita sutilmente de no expresar lo que siente y vive para no perturbar al receptor de dicha misiva.

Creo que ellos nunca la leyeron, quizás porque me la quedé y la guardé. Tampoco supieron que hubiese llegado. Tampoco creo que les interesase, ya que yo, ya estaba en casa.


Es muy raro, hijo único, pero no de aquellos idolatrados, si no muchas veces vilipendiado. Circunstancias de la vida que nos ha tocado vivir, muchas veces sufrir.


El caso es que las cartas para un marino mercante tenían, tienen un significado especial, ya que no existía en esa época la instanteneidad, en cualquier momento, salvo por la consideración de los tiempos de descanso ajenos, que el Zoom, el Meet, el WhatsApp o la app que mierda fuese, que te permite comunicarte de una punta a otra del globo, sin costos y a nuestra propia y entera voluntad.


La carta es una expresión literaria que en siglos nos unió y que se fue disipando frente a la IT y su inmediatez.

En la carta de un mercante, escrita entre puerto y puerto, con la ansiosa esperanza de recibir una respuesta desde nuestra pareja, tenía el relato de lo que sucedía a bordo y de muchas reflexiones de eso y de lo que atrás habíamos dejado al zarpar.

Zarpar que permitía una vida extraña para el resto de los terrestres, que nos permitió vivir muy bien, económicamente, y que también permitió compartir con la familia destinos exóticos, en aquella época, los 80 y los 90 del siglo 20, que ahora son alcanzables, con mayor o menor facilidad, acorde a los vaivenes de nuestra economía y las malas decisiones de nuestros dirigentes.


“Estimado señor Elizalde, mi nombre es Juan Terranova. Trabajo en el Museo Malvinas. ¿Lo podría llamar mañana a la mañana? Prometo no robarle mucho tiempo. Gracias. Es un honor saludarlo para mi.”


Sonaron todas las alarmas que se pudiesen encender. No sos vos, soy yo.

Tiempo es lo que me sobra, viudo y jubilado.

Yo SOY Pancho Elizalde. Si alguien dice Francisco, me doy vuelta para ver si Bergoglio está por acá cerca.

Laboralmente, socialmente, siempre soy Pancho Elizalde, en ámbitos formales e informales, por supuesto, también.

¿Un honor saludarme? ¿Qué tomó este muchacho en el desayuno?


Qu no se malinterprete lo que escribo, que es lo que digo habitualmente. Me tocó una circunstancia no deseada, pero no rechazada. Aceptada con el fin de dar lo mejor de mi, como en cualquier otra circunstancia de mi vida. Hice lo mejor que pude, mal o bien.

¿Deseada?, no para nada, no me gusta meterme en quilombos, mucho menos organizados por otros, pero jamás dejaré de cumplir los juramentos, promesas o afirmaciones que he hecho. Nadie podrá decirme que lo dejé en la estacada y, si recibió una respuesta contraria a la esperada, siempre hubo un fundamento.


“¿Juráis defender la Patria hasta perder la vida?”

“Si, juro”


Ese juramento lo hice como soldado conscripto del Ejército Argentino en 1977.

En 1982 me tocó, de algún modo cumplirlo.

No me ofrecí como voluntario. Cuando me dijeron que había que llevar un buque al Sur, no me negué. Acepté la misión. Tocó Malvinas.


No puedo hablar de las cartas de Malvinas, solo recibí una escrita por mí, ya en casa de mis padres.


Podríamos hablar de las cartas de los mercantes, de la consecuencia de escribir todos los días un poco, con hechos y pensamientos, observaciones de situaciones vividas en casa, no más que eso.


Juan Terranova, spoileemos. ¿Museo Malvinas? Hmmmmmm.

Nunca fui, vivo a 12 cuadras, tengo mucho tiempo, para mi con suerte podría ser terreno neutral, no lo creo. Es terreno hostil.

Te preguntarás ¿por qué hostil?

Porque, lamentablemente, no existen descripciones o análisis objetivos. Todos ellos tienen un sesgo.

En el caso de Malvinas, hay un sesgo que me molesta mucho y es que quien presenta su parte de la verdad, la presenta como TODA la verdad.

Desde mi punto de vista personal, es falso y no permite que podamos entender y conocer todos los aspectos de un hecho de múltiples protagonistas y de infinitas circunstancias.

Admito y respeto que cada uno tenga su parte de la verdad, como la pieza de un rompecabezas.

Lo que en estos 40 años, desde la guerra hasta ahora, y los 13 años desde que hablamos sobre ella, es que esa pieza del rompecabezas tiene partes que son ciertas y que vivimos y el resto se arman en base a la especulación en la que pensamos como fue. Casi siempre no es así, y si no encontramos quien tiene la pieza que encaja con la nuestra en esa parte de la historia con su verificación de los hechos, estamos fallándole a la verdad y a quienes tienen el cariño de armar ese rompecabezas, que en este caso, es lo vivido en la Guerra de Malvinas.


Juan Terranova, spoileemos.

¿Quién es? ¿Por qué me parece conocido?


Viva Google, el cantaclaro y surgen Juan Terranova, blogs, libros, ¿Libros? Puerto Belgrano, ficción sobre el Crucero, entre otros pero fui a lo específico.

¿Está en Amazon? Aaaaadentro.

Perdí la fascinación del papel y el libro cuando pude tener un Kindle. Mi tiempo de lectura en mi tiempo de trabajador que usaba el tren y el subte, era el tiempo de transporte, una hora de ida y otra de vuelta, con esperas, pisotones, amontonamientos parados se facilitaba por el solo hecho de tener un dispositivo liviano, con una biblioteca en su memoria y que para cambiar de página solo había que mover un dedo para presionar el costado derecho de su pantalla.


Así surge que ya poco me falta para terminarlo y me sentí atrapado por su trama y su estilo, con esa mezcla de personales reales y otros que no lo son.

Con algunas mínimas observaciones para hacerle, pero que nada degradan la sensación de estar recorriendo las cubiertas, los pasillos, los sollados, la enfermería, el comedor y los camarotes del CRUBE.


Gracias, Juan. Muy bueno

No sé de que carajo vas a querer que hable el martes.


Buenas noches.


P.D.

La expresión es “irse por ojo”, no “irse por el ojo”

En la Armada a los oficiales se les dice señor. Solo se les dice sr almirante a esos oficiales superiores. Nunca se les dice por la jerarquía.


Escribo cuando me encuentro en la oscuridad y busco la luz al final del túnel.

Hacía casi 3 años que no escribía.


La verdad es que estos 40 años se van transformando en algo difícil de vivir, porque en la curiosidad ajena nos hace revivir, que es muy distinto a recordar, lo que en ese tiempo vivimos.

Revivir es varios pasos hacia atrás que el recordar. Es la expresión SETP (síndrome de estrés postraumático) o PTSD en inglés (Post Traumatic syndrome disease).


Para salir de eso tuve que hacer terapia hace 5 años, orientado por una amiga psicóloga especializada en PTSD.

Así fue que encaré la cura.


Es solo para que sepas, no para psicopatearte.



Pancho Elizalde


martes, 3 de agosto de 2021

Húmeda herramienta

Si la Vida nos lleva de la nariz habrá que estornudar para empujarla y mostrarle que la Vida la vamos llevando nosotros.

Sabiduría

Sabio es aquel que vive según sus convicciones, intereses, valores y goces sin joder a los demás.

En la vida hay ciclos que se cumplen y parte de la sabiduría necesaria para el mejor vivir, propio y ajeno, es saber respetarlos, terminarlos e iniciar nuevos. Todo eso viene desde el interior de cada uno y está más allá de toda racionalización e interpretación. La sensación del ciclo cumplido es clara y concreta, más allá de la voluntad consciente de aceptarlo y actuar en consecuencia.
A medida que el tiempo pasa, que las experiencias se acumulan, los costos se evalúan y se pesan, la claridad de pensamiento del sabio no fuerza los ciclos cumplidos y acepta la realidad.
Muchas y reiteradas veces, el cumplimiento del ciclo propio lo determinan otros con los cuales se comparten actividades y lo deciden sin ser los suficientemente honestos hacia uno para comunicarlo para que el cumplimentado no sufra el desconsuelo de encontrarse fuera de algo más allá de su capacidad o deseo de proseguirlo.
Eso duele y lastima, porque la mayor parte de las veces, el que su ciclo "cumplió" tiene una visión y perspectiva distinta. La base de una buena vida para propios y otros es la honestidad de los actos, las decisiones y su adecuada y honesta comunicación.
Lo cortés no quita lo valiente

Hombres y mujeres

Hay hombres y hombres... básicamente mimosos, ya desde bebés, probablemente necesitemos límites y un poco de dificultades para seducir y darle una caricia a nuestro ego. "La gané.." sin pensar siquiera que su conquista no fue porque "tiró abajo la puerta" sino que por se la abrieron, aunque con el marco de la misma hinchado para que no piensan que la cosa es fácil. Hay masoquistas que les gusta sufrir un poco para darle más valor a esa relación y que le da savia a su veta artística. Miren lo que fue capaz de hacer Dante Alighieri por su Beatrice como para parir La Divina Commedia con su inmejorable infierno (según dicen los que la leyeron en casa porque no les quedó más remedio debido a su educación bicultural italo argentina. no es mi caso) Hay otros que han escrito lindos tangos. Hay otros que ni masocas, ni hombres. Hombres que no tienen solución, no tienen decisión y viven en una adolescencia perenne, fervientes practicantes del touch and go, en algún caso perfeccionan el guión pero el objetivo es uno solamente tratar de disfrutar sin asumir compromisos Para las mujeres más avispadas, que no son las menos, les es fácil verles la hilacha. Depende de la situación general la conducta que adoptan. no es lo mismo un tiempo de sequía que una abundante lluvia otoñal. Tienen momentos en que los maltratan, en otros momentos los usan y les hacen un touch and go más rápido aún de lo que el hombre pensaba. Hay otros hombres que picotean y su objetivo de mínima es un "touch and go" pero en el fondo es una búsqueda de un amor que en su momento tuvieron y que el tiempo diluyó o atropelló. Lo buscan, no tozudamente, si no abriendo el abanico de oportunidades, y una ve que encuentran la llave para que su alma rejuvenezca y florezca, lo cultivan con intensa dedicación. Así se ven sorpresas a cierta edad donde muchos no entienden el motivo de tal cosa. Hay hombres que deleitarían con gusto esa posible relación pero sienten que pasó su tiempo, su momento. Aceptan con melancolía una pérdida inevitable, les hiere el corazón pero en coherencia con su amor, no quieren hacer perder el tiempo a nadie o no quieren ser testigos de su propia errada evaluación ante un no hiriente y doloroso, difícil de superar..Saben si aceptarían límites o los propondrían, el acuerdo explícito que hace que debería dejar ciertos temas en claro, al menos por un periodo. Tienen la ventaja del tiempo vivido sin desperdiciar sus consecuencias, el callo en el alma de decepciones longevas que acumularon sabiduría en su corazón endurecido pero ávido de la hidratación del amor desenfrenado. Observan, meditan y tal vez ya están en otra relación estable y dejan correr una oportunidad atrayente o en su defecto, la toman, la idealizan, la construyen, la sostienen y la comparten plenamente con su nueva pareja y es ahí entonces donde recuerdan una frase de Oscar Wilde para estos casos: "Es un triunfo de la esperanza sobre la experiencia..."

Triste verificación

Ese día era de revelaciones. Revelaciones internas, pero revelaciones al fin, quizás las más dolorosas. No fue la primera de ellas la que lo sacudió, si no que desde esa primera revelación llegó a esta, volvió a la primera y siguió ese camino que no se abría frecuentemente, para bien o para mal.
La segunda revelación fue que pensaba mucho en demasiadas cosas, pero que la raíz de tal hecho era que estaba en soledad demasiadas horas del día.La soledad se iniciaba por la mañana, solo llegaba a recibir órdenes para la gestión de su consorcio o escuchaba relatos de trabajo que mayormente no le interesaban pero que servían de descarga para ella. El saludo matinal del hijo era un lacónico “Chau, Viejo” cuando pronunciaba palabra. Pocas veces. Proseguía en el auto donde ni siquiera se acompañaba con la radio porque prefería el silencio al reiterado anuncio. En la oficina tenía su propio despacho casi fuera de contacto con el resto de sus colaboradores. Cortaba esa soledad, algún día a la semana cuando regresaba con una compañera de trabajo que podría ser su hija pero que tenían muchas cosas en común. La noche, esa soledad seguía en la cocina y en su escritorio, ya que el trabajo de ella era intenso y extenso y sus intereses televisivos eran discordantes, salvo por un par de series.
La soledad era interior porque exteriormente estaba acompañado, pero el corazón y el alma se sentían solos y le ordenaban a la mente pensar el motivo de tal hecho.
El disparador fue que quiso poner en su mente la imagen de la mirada de una mujer que se hubiese enamorado por él. Fracasó. Intensamente. Buscó y rebuscó en su memoria y no conseguía ni una sola burbuja de memoria donde encontrar esa imagen. En la recorrida de su memoria encontró diversas miradas, la de reproche, la de desconsuelo, la de resignación, la de dar órdenes, la de pedir amablemente más allá de lo debido, pero la de mujer enamorada no figuraba o estaba tan escondida que no se podía descubrir. No era inexistente esa situación que una mujer estuviese enamorada de él, es que fue hace tanto tiempo que había pasado que la memoria la borró. Le dio una profunda tristeza que lo invadía desde la mente, y le horadaba el pecho arrancándole el corazón. No recordaba como era la sensación, la imagen, el intercambio silencioso que unos ojos lo miraran con la intensidad del amor que lo incendiase y generara una retribución recíproca  y que es la muestra de sentirse profundamente querido y deseado. Es el ego que el da el visto bueno al inicio del amor, pero uno no se da cuenta de ello, piensa que es otra cosa y se equivoca. Pasión… hacía rato que no sentía nada parecido a eso.  No sabía si mantener un letargo que lo llevara al olvido o a la inconsciencia de esa realidad o si despertar y sacudir toda idea, todo pensamiento alrededor de esa ausencia tan dolida, pese a que no se quedó dormido en ningún momento.
Sinceramente, deseaba estar muerto después de una revelación tan dura como esa. No era la solución, era solo el escape más fácil.
Repasó su relación de pareja y percibió que el interés hacia él pasaba por su disponibilidad para proveer, acompañar o hacer, no era interés en ver como él estaba o se sentía y el dolor de ese cuchillo virtual le laceró el corazón de lado a lado y de arriba hacia abajo, en cruz, al darse cuenta como la sentía
Sabía como era la mirada de una mujer enamorada, pero siendo él, un tercero, un outsider de la relación, no el emisor y, mucho menos, el receptor de tal cálido abrigo que es la mirada del amor. Sentía que la tristeza se hacía más profunda y quería salir de ella y nadar hacia arriba, hacia la luz del amor.
Sacudió la cabeza para que esos pensamientos revelados se estrujasen en algún rincón recóndito bien desconocido. Se escabulleron, casi sin dejar rastros en su mente, pero un dolor agudo en el pecho quedó impune un rato demasiado extenso y así fue como surgió todo esto. Es cierto que se aprende más de los fracasos, aunque solo fuesen revelados, que de los éxitos. Otra triste verificación. 

lunes, 6 de julio de 2020

Neuquén profundo 1ra

La vida, los compromisos, el respeto por la palabra dada nos van llevando en la vida a situaciones en las que, en algún momento, pensamos como utopías propias o ajenas o compartidas y como utopías que consideramos, les damos poco valor de concreción. En el fondo, una cuestión de charla de café, que por su propia naturaleza, sabemos de casi imposible concreción.
Ahí está el punto en cuestión, ..."de casi imposible concreción"...
Cinco años ha que Leandro Villegas, Coronel Mayor, Veterano de la Guerra de Malvinas, donde nos conocimos, Comando, integrante de la Compañía de Comandos 601, (punto determinante en esta viviencia), zapador, hijo de militar que falleció de un infarto a los 31 años alias Villy, un flor de tipo con quien es muy difícil pelearse, no porque ceda si no porque sabe acordar,  me habló de un viaje al sur recorriendo la cordillera de los Andes desde San Rafael, Mendoza hacia el sur hasta llegar a Ushuaia en un Mercedes Benz Clase G, modelo 1979. A fuer de ser sinceros, el viaje llegaba hasta Río Gallegos pero su madre, quien quedó viuda muy joven, y ya grande le dijo ¿y por qué no hasta Ushuaia? con lo que corrimos el extremo hasta dicho punto.
Le seguí la corriente con la certeza de imposible concreción, ya que ambos casados, dos hijos cada uno, trabajando ambos en ese momento y con una cierta ansia de rajarse más que de llegar, que ante la racionalidad femenina se presentaría un obstáculo insalvable que permitía el delirar sin riesgos.
Craso error el mío. Uno más a lo largo de decisiones que como bien decía un golfer muy amigo de mi padre, el Dr. Carlos Risso, "Más vale perdonar que andar averiguando".
De golpe y porrazo me encuentro en una situación en la que yo , ya no tenía impedimentos y es más por las circunstancias vividas era un buen corte para lo transcurrido durante el maldito año de 2019, en el que después de 6 difíciles meses con un cáncer que la atropelló pero no la doblegó, Margarita, mi esposa durante 35 años, falleció.
Haciendo gala de una bocaza, que siempre trae inconvenientes, llegó la hora de la verdad: Había que iniciar el viaje.
Pardiez, no me estaba rajando de nada, no sabía adonde iba a llegar.
Pära aquellos que no me conocen personalmente y para aquellos que si me conocen, pero por las dudas no saben todo, que yo fuese a realizar una travesía en 4x4 con acampe, aunque fuese solo una vez, no está dentro de mis habituales costumbres.
Mi hijo Mateo, con quien vivo, en una cena me pregunta: ¿qué es lo que van a ver, paisajes? Si, eso es lo que vamos a ver. su cara de desconsuelo por ser hijo mío y no entender que carajo me motivaba (me conoce muy bien) era absolutamente reveladora.
Me encanta el camping si es un hotel 4 estrellas pa' arriba. Eso de la aventura, en lo personal,  tenía el cupo cubierto con lo vivido en las Islas Malvinas en 1982, pero, como bien dice el dicho "El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras" y llegó el momento en el que el viaje se encaró en serio.
Primera realidad con la que me tropecé fueron las características del vehículo en cuestión: El MB 300 GD, con motor turbo es una garantía de pasar por cualquier lado por jodido que fuese, pero... sus añitos y deterioros naturales avizoraban el carácter espartano de su concepción. El aire acondicionado murió tiempo ha, la chapa está un tanto deteriorada y permite el paso de la tierra, en especial en el ripio y huellas, y su velocidad de crucero en su condición de excelente motor turbo diésel aconsejaban 85 km/h, para la ida que se banca para la vuelta, pero para un "zapato de buzo" de aquellos de traje y escafandra, es una tortura. Aclaro que uno de mis deseados objetivos del desarrollo de la tecnología es la realización del rayo transportador de la Enterprise que tan bien manejaba el Sr. Suru. De ese modo, viviría donde se me cantase y trabajaría en donde fuese sin sufrir. Si hablamos de utopías ¿por qué no puedo hablar de una de las mías?
Mi viejo me decía que era el "Emperador de la parafernalia". Es cierto, lo que sé es que el 90% de lo que llevo lo usamos. Sabía que iban a sobrar cosas pero para evaluar hay que hacer y analizar y en eso estamos. Cargados hasta el upite, no nos íbamos a quedar sin posibilidades de larga sobrevida si algo complicado nos sucedía.
Estas travesías se hacen con 2 o más vehículos, no con uno solo. Hacerlo en Febrero, época de compartir con la familia, impidió que se sumaran otros interesados en hacer el viaje. No por falta de interés, sino por sus propios legítimos compromisos familiares.
Gracias a Dios, surge la colaboración espontánea de aquellos que comparten un interés, lo que nos permitió obtener un montón de elementos prestados que nos facilitarían la vida en esta travesía. Carpa, anafes, infladores, ruedas de auxilio adicionales, catres, conservadora, parrillita portátil más lo que fuimos agregando, víveres secos, elementos de cocina, condimentos, caldos Maruchan, atún, hierbas y especias. Termos, bidones para combustible y para agua potable, mesa plegable, sillas director. Todos los líquidos imaginables y necesarios para el buen cuidado de la bestia G, garrafa de 3 kg, colchones inflables. Todo por si, porque si había posibilidad de cama, inodoro, ducha y techo, allá estábamos.